El robo de combustible pone a prueba al Gobierno mexicano

by JM Arrugaeta, Global Rights | 25 Gennaio 2019 16:52

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La amplia operación policial y militar contra las mafias del robo de combustible, comenzada el pasado viernes, se vio sacudida por la explosión acaecida en la madrugada del sábado en un oleoducto cercano al pueblo de Tlahuelilpan, en el Estado de Guerrero, a menos de 100 kms de la capital.

En la explosión, y posterior incendio de una largo tramo del oleoducto, perecieron por lo menos 96 personas y ya se han contabilizado más de 200 heridos, muchos de ellos con graves quemaduras. Las impactantes imágenes del momento del hecho, retransmitidas por las televisoras, donde se puede ver perfectamente a docenas de personas huyendo en llamas del oleoducto, han conmocionado a la sociedad mexicana.

El Presidente, Antonio Manuel López Obrador, reaccionó rápidamente y en comparecencia oficial, muy temprano en la mañana del domingo, anuncio a la nación las medidas de apoyo inmediato, una investigación ya en curso y la aplicación de un programa especial, de carácter social y económico, para las localidades donde el robo de combustible se ha convertido en una actividad masiva en muchas comunidades, como único medio para subsistir a la marginalidad y la pobreza extrema.

Si bien el operativo en contra del robo de combustible, conocido en México como “huachicoleo”, apuntaba a las grandes mafias que controlan este lucrativo negocio, la explosión y sus consecuencias han puesto de manifiesto que de esta actividad también se benefician numerosas poblados empobrecidos que se asientan cerca de los oleoductos.

La periodista y escritora Ana Lidia Pérez, autora de cuatro libros sobre el tema, afirmó en una entrevista, en referencia a los que controlan el negocio, que: “El huachicolero llegó a suplantar al narcotraficante. En muchos casos es lo mismo”, al tiempo que consideraba que la actitud del Presidente, de abordar el tema también en sus aristas social y económica para las comunidades pobres, era muy positiva.

La fiscalía Mexicana a adelantado que está tratando la explosión como un posible hecho intencional, mientras que diversos medios han criticado a las fuerzas militares que debían haber protegido el oleoducto pero que, al no poder contener a los centenares de personas que participaban en el asalto, los dejó pasar.

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